viernes, 19 de febrero de 2010

La encrucijada habitual

0 comentarios
Estuve tan cerca... creí que despertaba nuevamente, pero no. Simplemente no, tal como tantas otras veces. Sólo fue el reflejo de una oportunidad que nunca llegará a ser en sí. Un recuerdo de lo que fue capaz de ser, un simple indicio de todo el potencial que pudo haber tenido. Ahí es donde se encuentra la clave, hay tantas situaciones que "pudieron haber sido", pero aquí nos encontramos de nuevo, sin concluir o sin siquiera alcanzar a comenzarlas. Algo nos limita, no nos deja dar el otro paso. Los miedos de siempre: ¿qué pasará? ¿y si me equivoco? ¿si tomo la decisión errada? Cada decisión conlleva una carga, cada vez que optamos por algo, dejamos otra alternativa atrás. El problema surge cuando creemos - y muchas veces estamos seguros- de lo que dejamos es lo que nos satisface más, lo que nos mueve en esta vida como ninguna otra cosa, entonces brota de pronto el mismo asunto. Caminos para hacer felices a los otros, muchos. Caminos que nos sacien, escasos.

Erika Jofré Marín

Muchas veces no comprendo esos pensamientos

0 comentarios
¿Por qué será que para algunas personas ver llorar a otra es tan intolerable? ¿Es acaso una especie de distracción en su andar?... Es posible comprender a aquellos a quienes le afecte porque ven a un ser que aprecian herido, triste, ido. Pero... no alcanzo a entender a quienes parece molestar ver caer una lágrima de emoción, ver a alguien conmovido, al punto de mostrar su faceta más vulnerable... ¿Tanto nos incomoda ver a otro corazón rebozando en emoción?
¿Es tan inconcebible entenderlo? Que se esfuerzan por atribuirle alguna condición anormal, ya sea que se encuentra afectado o que es no tiene control de sus emociones... Y ¿qué si así fuese? Las emociones y sentimientos -además de la razón- son lo que nos hacen diferenciarnos unos de otros... Estamos aquí, para vivir cada momento, incluido esos en donde nos parece haber encontrado aquello que nos caló, que tocó nuestros sentidos y los hizo explotar en aquella lágrima, en esa sonrisa repleta de intensidad...

Me siento orgullosa de ser capaz de manifestar lo que ocurre en mí: si apatezco llorar, lloro.